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Mientras enciendo un cigarro frente a esta pantalla (jamás he fumado dentro de mi casa), trato de ver mi interior... pero no puedo. Distintas emociones han recorrido mi cuerpo y mi alma últimamente, que han dejado huellas que nadie más que yo podría entender.
Este lunes me trataron de loco, de paranoico... ¿cómo se les ocurre que voy a imaginar que un profe me tiene mala, si tengo pruebas para demostrarlo? ¿Cómo hacerte entender a ti, amor mío, que no estoy jugando? El hecho de decirte Te amo no significa que te debas reir... ¿Crees que bromeo? Qué poco me conoces...
A medida que ha ido pasando el tiempo me ido alejando cada vez más de la gente... mi vida se ha vuelto en una verdadera rutina, que sólo un cigarro puede cambiar... ¿Recuerdas que te conocí cuando me pediste fuego para tu kent one? Lo recuerdo como si fuera ayer, al igual que tus gritos, las peleas y las vueltas sobre la cama...
Okey, está bien si no quieres creerme. Sé que te he fallado. La fidelidad también se puede medir con la vista, tus propias palabras. También sé lo patético que puedo llegar a ser... Pero ¿qué quieres que haga? Me conociste así.
De repente el dolor se apodera de mi mente. Un frío e intenso golpe electroneuronal (existirá esa palabra?) me hace revolcarme en el suelo del dolor que siento. Me sudan las manos, mi cabeza está a punto de explotar.....
Si me dejas morir, naceré de nuevo...
Cada vez que respiro, cada vez que me odio mas...
