Mensaje en una canción...




noviembre 05, 2010

Santiagueando...

Estos últimos meses me he dedicado a trabajar en Santiago, la capitale aún no terminando la universidad (que me queda el último año), tratando de compatibilizar ambas cosas, y más que todo, hacer un cambio en mi vida, dejar de ser aquel weon quejumbroso que demuestra tanto sufrimiento por la mierda en que se encuentra su persona.
Sin embargo, acá me siento mucho más solo... En verdad, vivocon mi hermano en su departamento, pero no me siento en un hogar. He visto amor, peleas, desengaños, incluso he estado para acompañarlo en el traumático hecho de su separación... pero no me siento parte de su existencia. Siento que lo molesto, le estorbo, soy un cacho que tiene por obligación moral, por ser su hermano.
Cuento corto para presentar el cuadro: hace unos días le dio apendicitis y estuvo hospitalizado. ¿A quién llamó primero? A su ex, a los amigos, a los compañeros de la pega... y al final llamó a mi mamá. Si no hubiese sido porque yo contesté el celular de ella (estaba en casa de mis viejos, y a ella se le había quedado el aparato), me hubiese enterado quizás cuándo. Tomé mis cosas y me vine a Santiago, y apenas llegué al departamento me dispuse a armarle el bolso para llevarle algunas cosas a la clínica (que no tenía idea dónde cresta quedaba).
Comentario rápido: en este momento está hablando con un tío de España, mostrándole el departamento y le dice "en esta pieza tengo al alojado"... soy su hermano poh.

Sigo con mi historia. El cuento es que mientras estaba preparandole el bolso, llama un amigo diciendome que mi hermano le pidió le llevara ropa. "bien, entonces te acompaño", le dije, "pues ya le tengo listo todo"... (omitiendo una parte)... Llegamos a la clínica y me dice: "¿para qué viniste?" Terminé yendo todos los días que estuvo hospitalizado y el día que se iba fui a buscarlo y cuando llego señala "Ah, viniste. Llamé a X para que me llevara al depto". ¿Cómo mierda me debería sentir?

Los días restantes ante cualquier cosa termina con algún sarcasmo o un tipo de pesadez, o simplemente con el hecho de acercarme me dice "no me weis". Pero no sea alguna de sus amistades que le diga lo mismo: "jajajajajaja", esa es su respuesta.


Estoy chato. No tengo por qué seguir aguantando esta wea. Yo soy su hermano, tendría que tener algún tipo de privilegio por haber venido del mismo vientre, ¿no? ¿O acaso estoy muy equivocado? Habré perdido a aquel personaje que cuando jugábamos a la guerra cuando chicos le decía: "enemigo, ayúdame" y el weón partía a "ayudarme" (siendo que era mi enemigo).
Crecimos, ése es el problema. Y ahora se convirtió en un extraño... Un extraño al que siento que ya no puedo recurrir, al que le molesto, y al que tengo que taparle un montón de cosas ante la familia, sobretodo a mis viejos para que no se desilusionen tanto como yo lo estoy de él.

Y sí, escribo en este momento entre lágrimas porque me da pena, me da pena recordar lo unidos que fuimos, lo hermanable que éramos, la confianza que nos teníamos... Yo por mi parte sigo igual, pero el continuó su vida. Lejos, convirtiéndose en un ermitaño al cual no tengo acceso.


Perdón, necesitaba desahogarme... Sé que me dirán que mejor me vaya de acá, pero quiero luchar por la posibilidad de rearmar una relación... de volver a ser hermanos.


Cada vez que respiro, cada vez que me odio más...