Mensaje en una canción...




mayo 30, 2009

traje desastre (parte 3)

Ya, pasó el soponcio... es que recordar estas weas me afectan, ¿me entendís? Gracias por el pañuelo... Menos mal que es desechable sino tendría que devolvértelo lleno de moco mío... de la nariz, obvio... no va a ser de otro lado jejejeje... Ahh ya, es broma, hombre, tan cartucho que saliste... Te apuesto que ya has tenido mocos de otros... Te haces el weon no más.

Bueno, pero mejor sigo... Este viejo venía con una cara de caliente impresionante. Te juro que en ese momento pensé que tenía que salir de ahí, pero algo me llamó la atención… ¿Ves esta mancha en el cuello? ¿No? Acércate entonces, no tengas miedo si no te voy a hacer nada… que tú quieras, ya te lo dije, jejeje... ¿Te fijaste bien? Sí, tiene una forma parecida a la cabeza de una vaca. ¡Uy qué eres adivino! Sí, el tipo también la tenía.

Me preguntó que cómo me llamaba. “E…. Esteban” le mentí, no me atreví a decirle mi nombre verdadero. “¿Y tú me vai a atender esta noche, niñito? Porque tengo unas ganas de comer niño envuelto…” El viejo quería tirar a como diera lugar, pero yo necesitaba saber por qué el tenía la misma marca que yo. Entonces tuve que dejar que me corriera mano mientras le trataba de sacar información. ¡Mira, me queda el último pucho! Sí, voy a fumar otra vez, ¿fuego? Gracias… Es verdad eso del dicho de fumar más que puta nerviosa… ¡Cómo fumaban estas weonas! Parecían chimenea como botaban humo.

Bueno, volviendo a lo que te contaba. Yo estaba quieto sin saber qué hacer mientras el viejo ya me estaba empezando a desnudar y comenzaba a besarme el cuello cuando se fijó en la mancha. Se quedó quieto y me preguntó: “¿También vienes del fundo Las Delicias?” Quedé plop, no sabía de lo que estaba hablando. “El fundo Las Delicias”… ¿Te suena? Queda camino hacia la cordillera, como 30 Km. al sur de acá.

En ese momento llegó el Toño, y me miró con una cara de odio, te juro Jeremy que no se me va a olvidar fácilmente... Ya, disculpa, no te digo más así, pero es que tu nombre es tan... pero mejor sigo. Esta weona juraba que le quería quitar el cliente y me gritó: “Mira cabrito, si creí que te vai a iniciar gracias a mí tai muy cagado de la cabeza... Ya, ¡partiste!” y me tiró las pocas pilchas cagando pa’ fuera de la pieza. Y yo me quedé ahí, casi empelota, tratando de entender qué onda…


continuará...


Cada vez que respiro, cada vez que me odio más...

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